Perdemos nuestro camino y rumbo por multitud de razones, muchas de ellas fácilmente comprensibles e inevitables, puesto que nadie acepta ninguna razón para no triunfar, a no ser que sea forzoso o inconsciente. Triunfar significa por definición, no abandonar nunca, sino encontrar el camino o rumbo apropiado a través de todos los obstáculos, las circunstancias debería solo detenerle momentáneamente, pero nunca dejarlo fuera de combate.
Si lo que buscamos y deseamos conseguir esta dentro de lo razonable, hay poquísimas cosas en el mundo que pueda impedir lograrlo, que no merece la pena ni prestarle nuestra atención, es mas, si nos paramos a estudiarla, puede que nunca logremos nuestras metas.
Quizás un buen consejo, sea prevenirse contra todo aquello que nos pueda hacer variar de rumbo y apartarnos de la dirección correcta.
Es como la historia de un Rey que deseaba gobernar las olas del mar, pero estas siempre le envolvían, pues nuestras metas han de estar dentro de nuestras posibilidades, dentro de lo razonable, conocer nuestras limitaciones y adaptarse a ellas, es bueno tener aspiraciones y metas, siendo lo posible de que sean altas, pero que no este rayando con la luna.
Cada uno ha de ser capitán absoluto de su propio destino, responsable de mantener su barco dentro de su rumbo hasta lograr el éxito que busca.