martes, 6 de abril de 2010

El poder oculto de las palabras

Las palabras producen reacciones que pueden ser favorables o desfavorables, esto es un hecho que hay que afrontar, porque las palabras se usan para expresar ideas, hacer preguntas o intercambiar pensamientos, a veces da un buen resultado o un mal resultado dependiendo de que se nos haya comprendido en plenitud.

No hay aspecto en los seres humanos que causen mayor frustración o problema que la comunicación entre ellos.

Cada palabra dicha puede dar un resultado positivo o negativo, es obvio que es imprescindible conocer como usar las palabras que trabajaran para nosotros y evitar aquellas que trabajaran en nuestra contra, hay que ser muy perspicaz para admitir esta conclusión, pero el problema básico radica que todos somos un poco perezosos, incluso para dar los pasos necesarios para determinar cuales son nuestras mejores palabras, aunque sepamos que debemos emprender algún asunto personal que nos confiere, tardamos en decidirnos, todos hemos mostrado alguna vez cierta negligencia en hacer algo que debíamos hacer, todos somos perezosos por naturaleza.

Solamente hay una manera de conseguir que un perezoso se mueva, y es por medio de las palabras, ¿o no?, podríamos emplear la fuerza física, pero no es ético, ni moral, ni legal, la única manera factible de hacer que se muevan los demás tanto como uno mismo, es por medio de las palabras, es por eso que al principio dije que las palabras pueden jugar a nuestro favor o en nuestra contra, la decisión es nuestra.

Todo ello nos instiga y motiva en canalizar nuestros pensamientos que nos brindara un buen uso apropiado del poder oculto de las palabras, dominar dicha habilidad es un asunto de interés para mejorar nuestra comunicación y expresividad, tanto a nosotros mismo, como hacia los demás, ser extremadamente consciente del efecto que producen las palabras y sacarles el máximo partidos de ellas, puesto que las palabras son parte del material que están constituido nuestros pensamientos.

Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una. Francisco de Quevedo.

No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras. Luis Vives.

La palabra es el espejo de la acción. Solón de Atenas.

Es posible conseguir algo luego de tres horas de pelea, pero es seguro que se podrá conseguir con apenas tres palabras impregnadas de afecto. Confucio.

Una palabra es suficiente para hacer o deshacer la fortuna de un hombre. Sófocles.

Una palabra puede llegar ha herir más profundamente que una espada. Robert Burton.

 

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